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miércoles, 21 de septiembre de 2016

ECONOMIA EN CHILE: SIN CRISIS PARA EL CAPITAL MONOPOLICO-FINANCIERO


“Grupos económicos obtienen cuantiosas utilidades pese a ‘discurso del terror’”

La lista la encabeza el Grupo Matte, que duplicó sus ganancias respecto del primer semestre de 2015, lo siguen los conglomerados de Paulmann, Fernández León y Yarur. Un escenario que se contrapone con el discurso de desaceleración y deterioro de la economía del país

En Diario U. de Chile –public. 16/9/16

Es un momento para sacar cuentas en las empresas de nuestro país, sobre todo en los grandes grupos económicos. Las utilidades del primer semestre de aquellos conglomerados, contrastan con el discurso de desaceleración económica que han instalado algunos sectores.

El grupo Matte presentó las mayores ganancias, ya que aumentó sus utilidades en un 225 por ciento respecto de las obtenidas en el primer semestre de 2015, alcanzando los 692 millones de dólares.

Siguen en esta lista el grupo que lidera el dueño de Cencosud, Horst Paulmann, quien acumuló ganancias sobre el 151 por ciento respecto de los primeros seis meses del año pasado, seguidos de Fernandez León y Yarur, que también anotaron mayores utilidades que el año pasado.

El economista y académico de la Universidad de Santiago Víctor Salas comentó que el nivel de utilidades no se condice con una situación catastrófica de la economía chilena, como lo han venido diciendo sectores opositores a las reformas.

“Las utilidades que se están alcanzando no son espectaculares. Son altas y son normales desde el punto de vista del desarrollo de las empresas, de cualquier tipo de empresa en el mundo. 15,7 por ciento es lo que está mostrando a junio de este primer semestre. Ahora, eso deja obviamente en pie la idea de que efectivamente la economía chilena está sana”, indicó Víctor Salas

El académico estimó que la economía chilena tiene la suficiente capacidad para poder invertir tranquilamente en el país, tomando en cuenta que se está logrando un buen nivel de ganancias. Además, Víctor Salas puso en entredicho la visión pesimista del desempeño económico del país y la atribuyó más bien a expectativas que han instalado los propios empresarios.

Según indicó el economista de la USACh, estas ideas pesimistas, no necesariamente tienen que ver con un diagnóstico del desempeño económico, sino de una intención de mantener un statu-quo, que calificó de “nefasto para el país”. El economista hizo una aproximación a las causas de esta situación.

“El tema tiene que ver, quizás, con las expectativas que se han llegado a formar los empresarios. Efectivamente en el país hay grandes conflictos o grandes situaciones de cambio que podrían afectarlos en el futuro”, indicó el economista.

Víctor Salas concluye que esto motivaría a los empresarios a ejercer una presión más bien política para desacelerar los procesos de reforma, generando una situación de “terror” en el empresariado, para inhibir la actividad.

Por su parte, el economista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Juan Guillermo Espinosa explicó que, a su juicio, el escenario que enfrenta Chile sí es de contracción, pero que está condicionado más bien por el comportamiento del mercado exterior que de las políticas interiores de reformas, sobre todo en lo relacionado con materias primas.

En el caso de los resultados de los grupos económicos, las cifras se pueden explicar por las inversiones que tienen en el exterior, dadas las capacidades que tienen debido a la concentración en los mercados que participan y los recursos que les significa, lo que les otorga mayores posibilidades de inversión fuera del país.

“Estos grupos económicos son los que han sido tratados en múltiples publicaciones en relación al control y propiedad que tienen, la concentración productiva que resulta de la actividad de estos grupos, y su interrelación con el sector financiero. Es una política de estos grupos. Justamente lo que faltaría por agregar a la información es en qué proporción estas utilidades se están generando también con todas las inversiones que están obteniendo en otras economías de la región”, indicó Espinosa.

Agregó que al ser multinacionales, en momentos de inestabilidad económica pueden acudir a los mercados de los demás países donde están establecidos, para así balancear posibles vaivenes de la actividad económica.

Concluyó que en momentos de contracción económica, como la que también han estado promoviendo comunicacionalmente, optan por potenciar las inversiones de fuera, expresando que ésta pudo ser la vía de para abultar las ganancias de estos conglomerados a pesar de la imperio de un discurso del “terror”.
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“Crecimiento económico: sí, se puede”

La economía chilena presenta hoy una posición deudora neta con el resto del mundo de más de US$45 mil millones, equivalente a 20 % del PIB, cifra 5,4% superior al año anterior. Y aunque el guarismo es razonable si se lo compara con la deuda neta de naciones como EE.UU. China, Japón, España o Grecia, no hay que olvidar que la deuda externa total de Chile se elevó a US$156 mil millones, equivalente a 70 % del PIB, superior en 8,5% a la del año anterior

En Diario U. de Chile –public. 20/9/16

Según la proyección del Banco Central en su último Informe de Política Monetaria (IPoM), el ahorro nacional bruto (como porcentaje del PIB) llegará a 19,7% este año, su nivel más bajo desde 1987, mientras que en 2017 el guarismo caería a 19,6%, una variable que por casi tres décadas se mantuvo por sobre el 20%, alcanzando su nivel más alto en 2007, con 25,1%.

Una menor tasa de ahorro afecta la cantidad de retornos y, por consiguiente, tiende a reducir recursos para una mayor inversión en nuevos proyectos con tasas de interés más bajas (dado que hay menos capital), afectando así el empleo y ralentizando el ritmo de crecimiento de la economía, tal como se ha podido comprobar en los últimos años, en los que el PIB ha crecido a un tardo ritmo del 2% anual, contra un crecimiento potencial que, según el estudio o los economistas que lo calculan, oscila entre el 3,5% y hasta el 5%.

La caída del ahorro nacional se explica por una expansión del consumo total, superior en cerca del 10%, al alza del ingreso, afectado por una fuerte disminución de las exportaciones, así como por la baja de ahorro de las Empresas no financieras y del Gobierno general, aunque, compensado, en parte, por las Sociedades financieras que aumentaron su tasa, mientras que el ahorro de los Hogares se mantuvo en alrededor del 9,5% del ingreso disponible, aunque  con una ratio deuda-ingreso de casi 63% y explicado por un aumento en los créditos hipotecarios.

Este menor ahorro nacional, sumado a una levemente mayor tasa de inversión bruta (que incluye transferencias de capital) y que alcanzó a 21,4% del PIB -aunque el guarismo ha venido bajando desde casi 29% y su crecimiento para este año se estima en apenas un 0,5%-, ha implicado más necesidad de financiamiento de la economía, debido al mayor déficit de las Empresas no financieras (4,9% del PIB) y Gobierno general (2,1% del PIB), en línea con la baja en la tasa de ahorro y el mayor gasto en inversión de ambos sectores.

Si se considera que la deuda de las Empresas no financieras representó un 105,1% del PIB, un aumento en línea con revalorizaciones de deudas contraídas en dólares, expresadas en pesos, y que el Gobierno central muestra también fuerte déficit, las perspectivas de mejora de la actividad inversora para los próximos meses no son alentadoras. Y si el sector privado pudiera volver a invertir como en la década de los 90, cuando su aporte a la inversión alcanzaba a casi el 5% del PIB, el déficit de Cuenta Corriente se elevaría aún más, poniendo el peligro la clasificación de riesgo del país.

Ya al cierre de 2015, la cuenta corriente presentó un déficit de US$4.762 millones, equivalente a 2,1% del PIB anual, monto superior en casi US$1.500 millones respecto del año anterior, consecuencia de un saldo negativo de la renta (sobre US$6.000 millones), que no pudo ser compensando por el saldo positivo de la balanza comercial (US$3.500 millones), tras la baja de las exportaciones

Las transacciones de la cuenta financiera, en tanto, muestran un endeudamiento neto de Chile con el resto del mundo, todos recursos que ingresaron a la economía principalmente dirigidos a las Empresas y al Gobierno. Este flujo de inversión extranjera directa totalizó unos US$20.500 millones, casi US$1.900 millones menos que en 2014. De esa cifra, US$10 mil millones llegaron por préstamos entre empresas relacionadas, US$4.000 millones en reinversión de utilidades y solo US$6.500 millones por nuevas inversiones, principalmente dirigidas a minería, electricidad, gas y agua, e industria manufacturera.

En resumen, la economía chilena presenta hoy una posición deudora neta con el resto del mundo de más de US$45 mil millones, equivalente a 20 % del PIB, cifra 5,4% superior al año anterior. Y aunque el guarismo es razonable si se lo compara con la deuda neta de naciones como EE.UU., China, Japón, España o Grecia, no hay que olvidar que la deuda externa total de Chile se elevó a US$156 mil millones, equivalente a 70 % del PIB, superior en 8,5% a la del año anterior. Dicha alza proviene de mayores obligaciones externas tanto del sector privado como del público, aunque son los privados quienes lideran el alza, con un aumento de US$5.500 millones de su deuda externa, llegando así a US$ 125 mil millones (57% del PIB), mientras el Gobierno registra un alza menor de casi US$500 millones, pero llegando a un stock de más de US$30 mil millones (casi 14% del PIB).

Así las cosas, las perspectivas para una reactivación de la ralentizada economía chilena mediante mayor inversión fiscal o privada parece limitada, en un concierto global afectado también por un bajo crecimiento que no solo retarda las inversiones extranjeras, sino que incrementa la competencia mundial por tales recursos. La buscada reactivación, parece pues proceder más bien mediante una más eficiente utilización fiscal de los mayores recursos tributarios disponibles, evitando gastos en consumo, apuntando a la inversión y mejorando su focalización productiva y social.

En esta tarea, el sector privado lleva la delantera y no obstante la menor actividad y demanda, sus últimos resultados muestran aumentos de sus utilidades, lo que mejora su posición deudora e inversora potencial. Asimismo, parece urgente la confección público-privada de una carpeta de proyectos prioritarios productivos concesionables (carreteras, puertos, hospitales, aeropuertos, etc.) que permitan ampliar no solo la oferta de trabajo, sino también sus efectos reactivadores colaterales hacia las Pymes, mejorando así las confianzas e iniciando un ciclo virtuoso de reactivación interna, aún por sobre el mal escenario económico mundial.

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